01 julio, 2006

El Rey Tono

Fue solo una ilusión, un espejismo. Se acercaban las Navidades y pensé que era un regalo. Pero ya me lo decía a mí, Rocío: -Las cosas tan hermosas duran poco-
Después de muchas llamadas aquí y allá y otra vez aquí, conseguí reunir para cenar a una verdadera troupe de amigos. También mi Niña y Charo se sumaron al evento. Tras una cena copiosa en el restaurante RUANG –HO, fuimos a un local nuevo para la primera copa. Allí nos encontramos a otro grupo de amigos. Saludos por aquí, besos por allá, miradas picaronas por acullá llenas de picaronas intenciones. Risas y risas, ji,ji y ja,ja. Al final fuimos a la discoteca que se encontraba a tan solo 50 metros. Un antojo VENIAL para los ávidos de pecado, aunque no era esa mi intención en aquella noche. Al final, sólo entramos mi ex, Charo y yo. Los demás se disolvieron como el humo, sin dejar huella.
Bailaba yo como un descerebrado en medio de la pista, hasta que sonó uno de esos temas que no te gustan y haces huelga de cuerpo inerte mientras retumba aquella melodía. De pronto, oí una voz pegada a mi oreja que dijo desde mi espalda:
-Hola-
-¿Nos conocemos?- indagué yo con mi memoria de pez, quizás causa de la embriaguez.
-Soy tu Rey Mago- contestó con la sonrisa del que se sabe vencedor en la jugada.
- Mi Rey Mago siempre fue Gaspar- alegué yo, con tono de no dejarme vencer.
-Gaspar se ha jubilado- .Jaque mate, pensé.
-¿Y tu nombre es...? –
- Tono, soy tu Rey Tono-
Pensé que era hora de irnos, así que recogí a Charo, me despedí de los más conocidos y también de aquel nuevo rey Mago, que tenía algo, no se, que me atrajo.
Caminamos un rato hasta llegar al coche y mientras le comentaba a Charo que seguramente nunca volvería a ver al Rey Tono, mi coche pasaba por la puerta de la discoteca.¿Adivinais quien había salido y se encaminaba en busca de un taxi?
Nunca he hecho nada parecido, pero paré el coche y esperé a que estuviera a la altura de la ventanilla, la bajé y le ofrecí llevarle a casa.

Acerqué primero, por itinerario y por horario a Charo. Cuando llegamos a casa del Rey me preguntó.
-¿Subes y follamos o nos vamos a dormir?-
-Son las 9:00h de la mañana, estamos borrachos y yo muerto. Mejor dormimos y follamos otro día. Nos dimos los teléfonos, pero no tenía tampoco demasiadas ganas de enredarme en otra historia. Me enredó.
Nos vimos tres o cuatro veces más. No follamos nunca. De pronto, un día, de pasar a estar en contacto todos los días, pasó al silencio absoluto durante un mes. Sin motivos, sin explicaciones. Las veces que nos hemos visto posteriormente no se que historias me contaba de que no quería hacerme daño y tal.¿Os suena esa cantinela? ¿Quién no la ha cantado alguna vez? Que levante la mano. Recordé aquello de que un Rey sin su corona, no puede ser un rey, y de un hombre que no es hombre, no quiero saber de él.
Pasamos del color al blanco y negro en un instante. Todavía hoy no se lo que pasó. Creo que él tampoco. El único recuerdo que conservo de él es el camello que me regaló en nuestra primera cita. He de deshacerme de él, no sea que todavía le eche de menos.

3 comentarios:

M. dijo...

A ver, hay que aprenderse muy bien la lección, se folla el primer día siempre, por si las moscas. Si es que no se puede andar perdiendo el tiempo.

M. dijo...

Recuerda traer mi paquetito mañana... que me muero de ganas de verlo...

Anónimo dijo...

Hi! Just want to say what a nice site. Bye, see you soon.
»