La pescadilla que se muerde la cola

Cuando era más joven y veía a todos los cuarentones renegando de su edad e intentando recuperar los treinta y tantos, juré y perjuré que yo no pasaría por esa etapa." Si alguna vez me veis hacer eso - solía decir a mis amigos más cercanos - primero me pegais un par de ostias y luego me decís el motivo ". Y, aunque no las he recibido como se suelen dar,con la mano abierta , sí las he recibido. Yo puse el precio y cargo con las consecuencias.

No me daba cuenta del cambio que estaba incubando en mí ,hasta que descubrí, por un lado, que vivía más de los recuerdos, que de los proyectos ; síntoma inequívoco de que se es mayor.
También comencé a actuar como un verdadero imbécil por los cambios hormonales y la subida de la testosterona (Quiero creer que es el motivo y no una migración a capullo cronico) que se tiene al cumplir los 40. Menos mal que no me ha dado por comprarme un deportivo. No están los tiempos para eso. Aunque tampoco me lo compraría. No creo que un coche sea el complemento ideal que te haga juego con los zapatos.

Pero sí que he aprendido muchas cosas de toda esta mutación acaecida.Lo más importante...he aprendido a quererme a mí mismo, a disfrutar del momento (Carpe Diem) y a apreciar los pequeños y también los grandes placeres de la vida.

Y a no esperar...